Tras muchos años en protección animal hemos visto muchas casos que punzan estómago y corazón; entre ellos cuando dejan un animal tirado en la puerta de una protectora, perrera, clínica veterinaria, por la razón que sea: ya no sirve, no cuadra en la casa, han cambiado las condiciones familiares… y ahí se queda una víctima más de la irresponsabilidad y la crueldad. Sin embargo, es aún peor cuando un perro o un gato llega a uno de estos sitios y en casa ha quedado su compañero de toda su vida, la persona que le ha cuidado durante años. Es muy duro porque la ruptura de ese vínculo no es un acto intencionado, deseado o buscado, sino que viene sobrevenida por circunstancias ajenas a la voluntad y responsabilidad de la persona. A esa víctima animal se suma la humana que sufre la pérdida de su compañero de vida, de su familia.
Por este motivo, FEEL desarrolla un proyecto social cuidando de los animales de personas en situación de vulnerabilidad: familias desahuciadas, personas que necesitan hospitalización, víctimas de violencia, personas en situación de calle, etc. En estos casos nos ocupamos de manera temporal de los animales hasta que sus vidas se reorganizan y vuelven a vivir juntos. Durante unos meses reciben los cuidados y atención veterinaria necesaria y sus humanos pueden estar tranquilos focalizando en recuperarse. De esta manera se minimizan abandonos y separaciones indeseadas.
