Cómo reducir vuestra huella de carbono en verano
Ya está aquí el verano, esa época del año en que el helado chorrea por la mano, las toallas se pelean por su rincón en la arena y los planes se multiplican como los mosquitos al caer la tarde. Pero también es la época en la que nuestra huella de carbono —es decir, el conjunto de actividades individuales que contribuyen a la emisión de gases contaminantes que favorecen el cambio climático— crece debido a los aires acondicionados, a los viajes, a los consumos vacacionales, a los residuos que generamos… todo va sumando.
Según el Observatorio de la Sostenibilidad, España emitió en 2024 un 1 % más de carbono (CO₂) que en 2023, lo que equivale a más de 278 millones de toneladas de gases que producen el denominado efecto invernadero. Esto se debe en gran parte a que el turismo sigue al alza en nuestro país y aumentan los transportes con motores de combustión que emiten carbono y otros gases contaminantes.
Pero tranquilos, ecólatras, que esto no va de agobiarse. Va de ponerle sentido común y sostenibilidad al verano para que podéis disfrutar del sol sin dejar un rastro gigante de CO₂.
Qué transporte elegir en verano
El transporte es uno de los factores que más influyen en el aumento de nuestra huella de carbono durante el verano. Aunque las escapadas y viajes son un placer muy esperado por todos, también representan una parte importante del impacto ambiental que generamos con nuestra actividad estival.
El avión sigue siendo el medio más contaminante, especialmente en trayectos cortos. Por ejemplo, un viaje de ida y vuelta entre Madrid y Barcelona puede generar entre 90 y 130 kg de CO₂ por persona, dependiendo del tipo de avión y la eficiencia del trayecto. En cambio, hacer ese mismo recorrido en tren de alta velocidad apenas alcanza los 10 kg de CO₂. Si queréis comprobarlo por vosotros mismos o calcular otros trayectos, podéis usar herramientas como la calculadora de huella de carbono de Carbon Footprint, que ofrece estimaciones bastante detalladas según el tipo de transporte que utilicéis.
Elegir el tren o el autobús para moverse es una de las decisiones más efectivas para reducir la huella ambiental. Estos medios, además de ser más eficientes, permiten disfrutar del viaje sin agobios ni colas en el control de seguridad, y suelen tener un impacto entre cuatro y diez veces menor que el del avión en distancias medias.
Y si sois de los que disfrutan más del camino que del destino, tal vez lo vuestro sea la carretera. Las vacaciones en autocaravana ganan terreno, y no solo porque despiertan un cierto espíritu nómada sino porque, bien planteadas, pueden ser una alternativa sostenible. Reducen la necesidad de múltiples alojamientos y ofrecen flexibilidad para trazar rutas eficientes. Despertar junto a un lago o cenar con vistas a la montaña o al mar tiene un encanto difícil de igualar.
Si optáis por el coche, tenéis margen para hacerlo mejor. Una buena idea es compartir trayecto con amigos o familiares para reducir emisiones, costes y sumar buenas conversaciones entre curva y curva. Si se planifica bien, el coche también puede ser una opción eficiente.
Y si, finalmente, no os queda otra opción que volar, podéis compensar las emisiones apoyando proyectos de reforestación, de energías limpias o de conservación de ecosistemas. Compensar es otra forma de actuar sobre nuestro impacto. No se trata de buscar la perfección, sino de tomar decisiones más conscientes siempre que se pueda. Recordad que en la comunidad de Ecólatras podéis apoyar iniciativas de restauración forestal o de regeneración de entornos naturales degradados.
Refrescarse sin recalentar el planeta
Cuando aprieta el calor, lo primero que buscamos es sombra, agua y algo de alivio térmico. Pero refrescarse en verano también puede hacerse con conciencia si priorizamos actividades sostenibles que no aumenten innecesariamente nuestra huella de carbono.
Los planes al aire libre en entornos naturales son grandes aliados. Parques urbanos con buena sombra, piscinas municipales, excursiones por la montaña o rutas en bicicleta permiten mantenerse activo y fresco al mismo tiempo. Si estáis en ciudad y queréis refugiaros del calor, podéis aprovechar los llamados refugios climáticos: bibliotecas, museos, centros culturales, cines, etc.
Y la playa, claro. Una de las mejores opciones para pasar el verano. Ecólatras, no olvidéis que, aunque el mar es generoso, también es muy sensible. Respetar su entorno es fundamental, así que ya sabéis: nada de plásticos o envases olvidados… ¡Ni colillas! Recoged vuestros residuos y usad protector solar con ingredientes respetuosos con la fauna marina. Gestos sencillos con un impacto real.
Y si os quedáis en casa, el confort térmico es esencial. Por lo que utilizar correctamente el aire acondicionado es imprescindible para evitar derrochar energía y reducir vuestra huella ambiental. Unos consejos: mantenedlo entre 22 y 25 grados, evitad encenderlo y apagarlo sin criterio, cerrad puertas y ventanas para acondicionar bien los espacios (no olvidéis mejorar el aislamiento de ventanas y puertas para evitar que el frío se escape), y limpiad los filtros regularmente para conservar su eficiencia. Cada grado que bajéis de más puede aumentar vuestro consumo eléctrico hasta un 7 %, un detalle que nota nuestro planeta y vuestra factura de luz.
Menos CO₂ en el plato
En verano, el cuerpo pide platos ligeros, frescos y fáciles de preparar. Y eso juega a favor del planeta. Apostar por una dieta baja en carne es genial para combatir el calor y, además, contribuye a reducir el gran impacto ambiental que genera la producción de este tipo de alimentos, sobre todo si es carne roja. Ensaladas con legumbres, gazpachos o frutas de temporada pueden convertirse en los deliciosos (y sostenibles) protagonistas de vuestros menús estivales.
Elegir productos locales y de temporada tiene mejor sabor, recorta los kilómetros de transporte y evita los embalajes innecesarios. Ir al mercado con una bolsa de tela y llenar la cesta de tomates, melocotones o lechugas de proximidad es un gesto sencillo, pero muy potente para conseguir una dieta rica, saludable y baja en carbono.
Tus aliados digitales para un hogar sostenible
Vivimos en una era donde la tecnología puede ser un gran aliado para cuidar el planeta sin complicarnos la vida. El móvil es una herramienta que, bien usada, puede ayudaros a medir y reducir vuestra huella de carbono con aplicaciones como Greenly que calculan el impacto de vuestras compras, viajes o consumos energéticos. Un toque digital para que el verano sea más sostenible.
Iniciativas de turismo sostenible en Ecólatras
En Ecólatras valoramos mucho las iniciativas que promueven un turismo sostenible, respetuoso con el medio ambiente y las comunidades locales, así que queremos compartir algunas de ellas con vosotros para que este verano podáis disfrutar de experiencias auténticas y conscientes.
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La Cooperativa Agroecológica de Montaña Sembrar Futuro es una iniciativa que une juventud y biodiversidad para fomentar una agricultura ecológica y regenerativa, ofreciendo productos frescos y actividades educativas en entornos rurales.
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En la Sierra de Segura, el Hotel Poeta Jorge Manrique combina patrimonio, paisaje y sostenibilidad. Apostando por una gestión ambiental eficiente, conecta a los visitantes con la riqueza natural y cultural del entorno, ideal para un descanso con conciencia ecológica.
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Las Casas de Zapatierno, en el corazón del Pirineo Aragonés, ofrecen turismo regenerativo y bienestar sostenible. Más que un alojamiento, es un espacio para reconectar con la naturaleza y vivir un verano tranquilo y responsable, cuidando el ecosistema y fomentando el turismo con impacto positivo.
Ecólatras, apoyad estas iniciativas y haced que vuestras vacaciones tengan una menor huella de carbono.