Ventajas del teletrabajo para el medio ambiente

Con la llegada de la pandemia provocada por la covid-19 no solo las mascarillas o el gel hidroalcohólico fueron incluidos en nuestras vidas a partir de entonces. Muchos otros hábitos como saludarse y despedirse con menos contacto, estar más en exteriores o la frecuencia a la hora de lavarnos las manos están ya más que interiorizados. Y en el plano laboral, lo que empezó como una gran novedad para muchos como fue trabajar desde casa parece que va calando cada vez más en muchas empresas donde la herramienta principal es un ordenador.

Para un gran número de personas el teletrabajo ha llegado para quedarse. No solo los empleados se han dado cuenta de las ventajas que esto supone, que son muchas y muy variadas. Por ejemplo, el ahorro en el tiempo de ir a la oficina, disponer de una mayor flexibilidad horaria, ahorro de costes en el transporte, pero también al comprar menos ropa o hacer más comidas en casa, o una mejor conciliación de la vida personal y laboral. También las empresas menos chapadas a la antigua han sabido ver las bondades del teletrabajo por lo que les reporta a ellas. Esto es, abaratamiento de costes en instalaciones o reducción en el absentismo laboral, que se ha comprobado que ha bajado considerablemente.

Beneficios ambientales del teletrabajo

Pero somos ecólatras, y hay algo que nos interesa más aún que poder trabajar en pijama: el medioambiente. Y es que antes incluso de que la pandemia entrase en nuestras vidas el teletrabajo era una gran apuesta para luchar contra el cambio climático. Aunque de forma exagerada por el contexto que se vivía, esto se ratificó durante la segunda mitad de marzo y abril de 2020 en ciudades como Madrid o Barcelona. Pero en una situación más realista, estudios afirman que teletrabajando dos días a la semana se podría reducir tres millones de toneladas de CO2 cada año en España.

Uno de los motivos que hace que se utilice menos energía es la climatización. No es lo mismo enfriar o calentar un edificio de oficinas que el salón de una casa o una habitación que tengas adecuada para teletrabajar. Generalmente en las oficinas se derrocha tanto luz como aire acondicionado en verano o calefacción en invierno.

En una era digital como la que vivimos desde hace ya muchos años y el gran desarrollo que han experimentado las telecomunicaciones, muchas cosas que asumíamos como habituales empiezan a entrar en desuso. Por ejemplo, con la posibilidad de sustituir reuniones presenciales por videoconferencias, muchas empresas se han dado cuenta de lo inútiles que son los viajes de negocios en la gran mayoría de ocasiones.

Y a título personal podemos encontrar grandes beneficios económicos que además ayudan al medio ambiente. ¿De verdad sigue haciendo falta que en una familia de 3 personas haya dos coches? Puede que ahora descubramos que alquilar un coche en verano es mucho más barato que tener coche todo el año y ayudarás al medio ambiente evitando que se creen más coches. ¡Compartir es vivir!

Con más tiempo y opciones, podemos también planificar mejor nuestra dieta, haciéndola más saludable para nosotros y para el medio ambiente y evitando al máximo el desperdicio alimentario.

En cuanto a la climatización, calienta o enfría exclusivamente el espacio en el que estás trabajando, no es necesario que tu habitación esté calentita las 8 horas que le dedicas al ordenador y por supuesto, ya que puedes estar en chándal, en verano pantalón corto y en invierno uno bien abrigadito.

Impactos al medio ambiente del teletrabajo

Las ventajas que tiene el teletrabajo para el medio ambiente son muchas, pero también genera un impacto.

Un posible efecto indirecto del teletrabajo en el hogar podría ser la mayor utilización del comercio electrónico. No existen estudios que relacionen directamente el comercio electrónico con el teletrabajo, pero sí los hay que indican que las personas que teletrabajan y las que utilizan el comercio electrónico están más familiarizadas y emplean más las tecnologías.

Por tanto, la difusión del teletrabajo en las grandes áreas metropolitanas podría quizás aumentar la predisposición a utilizar el comercio electrónico y contribuir a los efectos medioambientales y el desarrollo de servicios logísticos que se deriven del mismo. Mucho ojo con no bajar a hacer ni la compra, que la tendera de tu barrio te necesita a ti ahora tanto o más que tú a ella cuando bajabas a por la barra de pan para dar un paseo en pleno confinamiento.

El impacto del teletrabajo en las personas

Pese a que estemos satisfechos sabiendo que contaminamos menos, según un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), permanecer más tiempo en casa es la principal causa que ha llevado al 37% de los españoles a comer más que de costumbre. La ansiedad y el aburrimiento despiertan una suerte de “hambre emocional” que es difícil de controlar ante la ausencia de otros estímulos que nos permitan centrar nuestra atención. El picoteo compulsivo aprovecha el efecto de bienestar momentáneo que proporcionan los alimentos muy calóricos (los snacks, los dulces, etc.) para tratar de calmar emociones de desasosiego que, lejos de desaparecer, crecen al mismo ritmo que nuestra necesidad de comer sin tener hambre.

El riesgo de comer de manera impulsiva a raíz de ciertas emociones está muy ligado al auge del teletrabajo que se agrava cuando existe una conducta sedentaria, señala la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Si además de comer entre horas, disminuye la actividad física por la reducción de desplazamientos al lugar de trabajo, podría provocarse un incremento de las personas que padecen obesidad con sus riesgos asociado como diabetes o hipertensión.

Pero no todo es malo para el cuerpo. Podemos usar todo el tiempo que antes invertíamos en ir y venir al trabajo en salir a correr al parque, apuntarnos a clases de cerámica o simplemente pasear. Solo necesitaremos un extra de voluntad las primeras semanas, una vez incluido en nuestra rutina, no sabremos vivir sin ello, como con las mascarillas.