Incendios Forestales. Causas y Cómo Prevenirlos.

Los incendios forestales son un fenómeno habitual en España. Cada año conocemos noticias de bosques y pasturas que se queman, tanto en invierno como en verano. Estos fuegos han modelado y siguen modelando nuestros paisajes y nuestros montes.  

Aunque no siempre han tenido la mala fama que tienen actualmente. Hay que tener en cuenta que los incendios forestales son un fenómeno natural y que hay numerosas plantas que se han adaptado a ellos e, incluso, los necesitan para crecer o brotar de sus semillas. 

 

¿Qué son los incendios forestales? 

Podemos definir un incendio forestal como el fuego que se extiende por terrenos forestales o silvestres sin control y que no estaba previsto que ardiera. Eso lo diferencia de las quemas controladas o de las quemas de rastrojos, que se planifican y se realizan bajo supervisión. 

Para que se genere un incendio forestal es necesario que haya suficiente material que se pueda quemar, junto con un elemento que genere la ignición de ese combustible. Las condiciones ambientales juegan un papel importante a la hora de facilitar la aparición de incendios, así como el estado de los bosques.  

Los bomberos definen la Regla del 30 como un factor que favorece la propagación de los incendios: 

• Temperaturas superiores a 30ºC 
• Vientos superiores a 30km/h 
• Humedad relativa del ambiente inferior al 30% 

Estos valores suelen darse habitualmente en verano, cuando las temperaturas suben y la humedad es más baja, aunque cada vez es más habitual que se den en otros momentos del año debido al cambio climático. El aumento de los incendios es uno de los fenómenos que se prevé por culpa de este grave problema ambiental. 

 

 

Tipos de incendios forestales 

No todos los incendios que se producen son iguales, pues no todos queman por igual. Podemos distinguir los fuegos según el lugar por dónde se propaguen, según su tamaño o según la generación, entre otras clasificaciones. 

Por lugar de propagación, se pueden diferenciar en: 

• Fuego de suelo o subsuelo: la quema se produce bajo la superficie, sean por las raíces o la materia en descomposición, y lo hace de forma lenta y con poca llama (o sin ella). 
• Fuego de superficie: es el incendio que vemos habitualmente en España en el que arde la hojarasca, los arbustos y la madera caída. 
• Fuego de copa: también se puede dar este tipo de fuego en España en el que queman las partes superiores de los árboles, pasando las llamas de copa en copa. Es mucho más rápido y puede generar focos secundarios independientes del incendio principal. 

Por tamaño encontramos: 

• Conatos: no supera una 1 hectárea de superficie quemada. Son los más habituales en España. 
• Incendios normales: entre 1 y 500 hectáreas. 
• Grandes incendios forestales: más de 500 hectáreas quemadas. 

Por generación de incendio no nos referimos a las causas, de las que hablaremos más adelante, sino a las características del fuego y su comportamiento.

Esta tipología está asociada al impacto del ser humano, a los cambios que ha sufrido el entorno y a los diferentes usos del suelo.

Encontramos los siguientes tipos: 

• Primera generación: se dio cuando el paisaje forestal discontinuo que existía en un pasado, en el que se alternaban bosques con cultivos y granjas, se convirtió en continuo por el abandona de las áreas rurales. 
• Segunda generación: aparecieron cuando a los incendios en zonas continuas de bosques debido al abandono rural se les sumó una mayor velocidad de propagación. 
• Tercera generación: estos fuegos aumentaron de intensidad y empezaron a superar la capacidad de extinción de los cuerpos de bomberos. Esa mayor intensidad es su principal característica. 
• Cuarta generación: se consideran incendios de cuarta generación cuando afectar también a zonas habitadas, como urbanizaciones dentro de masas forestales. Esto obliga a cambiar la estrategia de ataque a los incendios, pues se prioriza evitar el riesgo sobre las personas que la propia extinción del fuego. 
• Quinta generación: se dan cuando en una misma área aparecen fuegos de forma simultánea de tercera y cuarta generación. 
• Sexta generación: son los incendios que tenemos hoy en día y que se caracterizan por tener una rápida propagación, ser poco previsibles y poseer el potencial de causar daños enormes. Están asociados al cambio climático y entre los incendios de esta generación podemos encontrar los que ha habido en Portugal, Grecia, Turquía, Australia o California en los últimos años, así como el de Sierra Bermeja (Málaga) en 2021 o el de Sierra de las Culebras (Zamora) en 2022. 

 

Causas de los incendios forestales en España

Los incendios forestales, como fenómenos equivalentes a las inundaciones o los temporales marinos, se pueden producir por causas naturales, principalmente por rayos durante tormentas secas. Justo este fue el causante del incendio de Sierra de las Culebras y se prevé que aumenten los incendios causados por rayos se incrementen debido al cambio climático. 

Pero para la gran mayoría de los incendios, la intencionalidad, la accidentalidad o la negligencia son las causas principales. Se ha pasado de un fenómeno natural a un fenómeno que depende de las circunstancias políticas, sociales, económicas o culturales.

En España, al menos, un 96% de los incendios forestales han tenido una causa relacionada con el ser humano. 

Entre las actividades humanas que pueden causar incendios encontramos la quema de rastrojos o quema agrícola, el uso de maquinaria que puede generar chispas, las barbacoas dentro o cerca de masas forestales, tirar las colillas al monte o la quema directa de los árboles para ganar espacio para pastos o cultivos. Este último es uno de los principales sistemas para deforestar grandes bosques como el Amazonas. 

 

 

Consecuencias de los incendios forestales 

Los incendios tienen consecuencias tanto para el medio ambiente como las personas. Está claro que la pérdida de los bosques y los espacios naturales tiene un grave impacto para las especies de la zona, muchas de las cuales son víctimas del fuego o se ven desplazadas para poder sobrevivir. 

Aunque es cierto que hay especies que necesitan los incendios (los pinos dispersan los piñones con el fuego y las estepas germinan justo después de un fuego), la mayoría se ven perjudicadas por el fenómeno igual que con otras perturbaciones naturales. 

Además, la muerte de las especies vegetales provoca una desprotección del suelo, siendo más vulnerable a la erosión por las lluvias posteriores. Eso provoca una pérdida del suelo y de los nutrientes en la zona. 

Los incendios también contribuyen al cambio climático por la emisión de grandes cantidades de carbono, así como por la desaparición de los árboles que secuestran carbono de la atmósfera. 

Para la sociedad, las principales consecuencias que sufre son la alteración del paisaje, la pérdida de bienes e infraestructuras y, en el peor de los casos, los daños directos a las personas. 

 

Incendios forestales en España 

Se calcula que en España se producen unos 17.000 incendios forestales cada año, afectando unas 114.000 hectáreas de bosques de media. Aunque la mayoría de los fuegos queman menos de 1 hectárea, este total equivale a casi la superficie de Doñana, contando tanto el parque nacional como el parque natural. 

Aun así, cada vez es más habitual que los incendios tengan un mayor impacto sobre la vida de la ciudadanía, relacionado con el aumento de su virulencia. De reciente recuerdo tenemos los ya mencionados en Sierra Bermeja y Sierra de Culebras, en 2021 y 2022, respectivamente, así como los numerosos fuegos simultáneos de Asturias en abril y marzo de 2023. 

Estos son los peores incendios que ha habido en España: 

• Losacio (Zamora, 2022): 34.921 ha 
• Minas de Riotinto (Huelva, 2004): 29.867 ha 
• Cortes de Pallás (Valencia, 2012): 28.879 ha 
• Ayora (Valencia, 1979): 28.310 ha 
• Villarluengo/Olocau del Rey (Teruel/Castellón, 1994): 28.213 ha 
• Sierra de Culebras (Zamora, 2022): 28.046 ha 
• Moratalla/Hellín (Murcia/Albacete, 1994): 25.579 ha 
• Millares (Valencia, 1994): 25.430 ha 
• Requena (Valencia, 1994): 24.064 ha 
• Navalacruz (Ávila, 2021): 21.139 ha 

Como se ve en la lista, dos de los peores incendios tuvieron lugar el año pasado y, junto al resto de fuegos que ardieron en España y Portugal durante todo 2022, sumaron un total de 393.283 hectáreas quemadas. Este dato es significativo, porque supone más superficie que el resto de los países de la Unión Europea (352.000 ha). 

Si queréis conocer cuál es el riesgo actual de incendios en España, la Agencia Española de Meteorología tiene un mapa de riesgo de incendios forestales que se actualiza diariamente.

  

 

Prevención de incendios forestales 

La evolución de los incendios forestales en España muestra el aumento de su virulencia y magnitud, muchas veces sobrepasando la capacidad de extinción de los cuerpos de bomberos. Por este motivo, desde hace años, se reclama una mayor actuación de prevención en los bosques españoles para poder evitar estos grandes fuegos. 

Algunas de las acciones más básicas de prevención son la limpieza de los montes y la creación de cortafuegos, de manera que se reduzca la cantidad de material que puede quemar y se limite el área disponible que tienen los incendios para avanzar. 

Estas medidas, francamente útiles, se deben llevar a cabo de forma que no afecten a la biodiversidad de la zona, pues numerosas áreas están protegidas y/o contienen especies con diferentes grados de conservación. Una manera de limpiar los montes y mantener el equilibrio natural es el uso de rebaños para que hagan las funciones de los grandes herbívoros cuyas poblaciones han caído y se coman los tallos y limpien los sotobosques.  

También es necesaria la limitación de las actividades que puedan ser causantes de incendios, sobre todo en las épocas más críticas, como serían las quemas agrícolas, el uso de maquinarias o encender barbacoas cerca o dentro de masas forestales. Muchas comunidades autónomas en España ya establecen períodos de prohibición para estas actividades. 

Otra medida que cada vez se pide de forma más insistente es la ampliación del período de actividad de los bomberos forestales, de manera que no concentren sus tareas solo durante el verano, sino durante todo el año. Esta medida es importante, porque con el cambio climático se prevé que los incendios sean más probables fuera de la temporada veraniega. 

También relacionado con el cambio climático, hay la propuesta de adaptar nuestros bosques para hacerlos más resilientes a los incendios, manteniendo el funcionamiento de los ecosistemas y la diversidad estructural de los bosques. 

Pero no solo se debe actuar en las masas forestales, sino que también las urbanizaciones y las zonas cercanas deben ayudar a minimizar el riesgo de incendios. Para lograrlo, es necesario desarrollar una planificación urbanística que tenga en cuenta estos fenómenos, así como en muchos casos se tiene en cuenta el riesgo de inundaciones. 

Además, las medidas de autoprotección en caso de que haya incendios también incluyen algunas actuaciones de prevención. La página web de Protección Civil ofreces numerosos consejos para protegerse de los incendios. 

Solo mediante una prevención adecuada de los fuegos forestales podremos minimizar su impacto cuando ocurran. Y toda la sociedad debe ser consciente de la importancia de la prevención, sobre todo con los cambios que están sufriendo los incendios debido al cambio climático.  

En Ecólatras, tenemos iniciativas sostenibles para promover la prevención de incendios forestales en España, como la de Moteros del Sur Ecologistas, que su misión es la de vigilar y ayudar a la prevención de incendios forestales.